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julio 12, 2005

Technocrati y el arte de lacear bloggers

Casi el 96% de los lectores de blogs son bloggers. El número lo inventé, pero es impactante, porque cualquier cifra cercana al 100% lo es. Por ejemplo: 97%. Tuve cuidado en no usar el manoseado 99%, pues habría sido demasiado, casi una exageración. Ello me exime de cualquier acusación por falta de rigurosidad investigativa, pues mucho más importante que el dato verdadero, es el dato verosímil. Además, al terminar de leer este post, la mayoría sólo recordará la cifra, el rumor se divulgará por la supercarretera de la (des)información y su origen se desvanecerá, tal como sucedió con aquel chisme que alguna vez lancé sin medir las consecuencias acerca de prácticas financieras inadecuadas por parte de Ray Conniff, lo que -no está demás decirlo- es considerado hoy en el mundillo del pop orquestral como una verdad incuestionable.

Lo cierto es que hay que admitir una cosa: la idea de los blogs no ha prendido entre quienes no poseen uno. Por tal motivo dedicaré este post exclusivamente a intentar captar lectores del tipo "blogger". Al 4% restante (que no entendería los términos propios de la blogosfera), le ofrezco, en compensación, este fabuloso enlace a un texto un poco menos intimidante: enlace a un texto un poco menos intimidante (no vuelvan hasta que hayan terminado de leerlo).

Ahora que hemos quedado al fin solos, comenzaré recordando mi primera vez... mi primera vez en la internet, se entiende. Eran otros tiempos y sólo unos pocos sabíamos que existía algo así. Un buen día descubrí que en mi universidad podía optar a una cuenta de correo electrónico. "¿¡Pero para qué quieres una cuenta!? ¿¡Y con quien te comunicarías!?", fue la calurosa acogida que tuvo mi petición. Tener una dirección de e-mail parecía ser nada más que un capricho geek. Así al menos me lo hizo sentir la administración de la universidad, que dilató la entrega de la cuenta cuanto pudo. El privilegio era para unos pocos elegidos, aquellos que pudiesen demostrar la real necesidad del servicio, verbigracia, para el desarrollo de su tesis de grado. Sin otra salida, me inventé un proyecto de investigación ("Elementos para el estudio semiótico de la cognición musical - esquemas, tipos cognitivos y procesos de categorización") y, tras tan sólo un par de meses de papeleo, obtuve la melodiosa x445828@ucv.cl, mi primera cuenta de e-mail. Ni hablar de cambiar el nombre de usuario o escoger yo mismo la clave. Los expertos informáticos sabían que con esta tecnología no era conveniente jugar: lo mejor para mi privacidad y para el ordenamiento mundial era que en vez de mi nombre figurase el número de mi rol universitario, y que la clave hubiese sido generada aleatoriamente. Gracias a dios -y a las estadísticas- por cada ingeniero informático hay al menos un no-ingeniero informático.

Traigo a colación esta anécdota, pues sabrán qué curso ha tomado el mundo y cómo el e-mail se ha expandido hasta desplazar al correo tradicional a un segundo plano, tanto así que en inglés hay que referirse a éste como "snail-mail", en contraposición al electrónico, al que basta llamar "mail". La naturaleza de los blogs es distinta, eso está claro; sin embargo, su futuro es parecido al del correo electrónico. Varios expertos, entre ellos Yuri Rumyancev, de Blog Magazine, vaticinan que de aquí a pocos años los blogs rivalizarán como medio informativo con las grandes cadenas noticiosas, serán material obligado de consulta para las grandes casas editoriales y reemplazarán por completo a los comentaristas deportivos. Bueno, tal vez no esto último; algunas cosas son irreemplazables. Lo que cuenta es que ya llegará el día en que los blogs serán tomados en serio. Mientras tanto, seguirá habiendo bloggers inseguros, con necesidad de reafirmarse cada 5 posts señalando cosas como que un blogger no es un nerd, sino un pionero de las comunicaciones, lo que tampoco es tan cierto, porque todos los pioneros fueron nerds en su momento. Si no lo creen así, vean esta foto de Daniel Boone, la quintaesencia del pionero americano, a quien se le adjudica la siguiente frase: "I have never been lost, but I will admit to being confused for several weeks". Un nerd notable, sin duda.



He dicho que intentaría captar lectores que a su vez sean bloggers. Para ello no bastará que la temática del presente post sea relativa a la blogosfera, sino que deberé salir a cazar ingenuos. Para ello pondré en este párrafo diversos links -estratégicamente situados- a blogs de renombre, los que servirán de anzuelo para sus autores gracias al infalible technorati. El truco es simple, y si no lo han descubierto aún, es hora de que lo pongan en práctica, aunque no necesariamente en forma tan intensiva como me propongo hacerlo a continuación. El primer enlace lo pondré aquí, en la "í" de "aquí", y será para el blog de un amigo a quien no veía desde hacía 14 años. Nos reencontramos en la blogosfera; como él mismo me dijo, "para algo que sirvan los blogs". Otro enlace será para una tribuna que me ha sabido divertir con eutrapelia, y que de alguna manera me ha mantenido alejado de escribir posts en mi propio blog, ya que me he visto compelido a dejar allí comentarios acerca de asuntos tan diversos como las concursas de televisián y los palabros. Luego, ¡cómo no!, un link para un señor de esos que predican que lo de los blogs vino para quedarse. A ver si el tiempo le da la razón y de paso me deja un comentario. Finalmente, otros 23 enlaces, e igual mero de anzuelos.

Y así, este post llega a su fin. Como ha sido basado íntegramente en hechos reales, haré bien en poner al día a los lectores con lo que sucedió con sus protagonistas, tal como se estila en las películas:

Ray Conniff, luego de desempeñarse como trombonista de la Bunny Berigan's Orchestra, consiguió renombre haciendo arreglos musicales para Mitch Miller en el sello Columbia. A pesar de su difamación financiera, se consagró posteriormente con nombre propio como una estrella del easy-listening. Con más de 50 millones de copias vendidas de sus elepés (la mayoría de ellas a supermercados y tiendas comerciales), es hasta el día de hoy uno de los artistas más exitosos de todos los tiempos. Conniff dejó de existir el 12 de octubre del 2002, luego de un accidente casero en que se golpeó la cabeza.

Esteban, Fernando, Marta y Diógenes (el 4%) siguieron ingenuamente el enlace a un texto un poco menos intimidante y jamás volvieron.

x445828@ucv.cl tuvo una vida muy breve. Con la pérdida del papelito que contenía la clave de acceso, su dueño jamás pudo volver a acceder a ella, aunque encontró rápido consuelo en uno de los primeros servicios de e-mail gratuito, que le proveyó la mucho más amigable pmueller@geocities.com.

Yuri Rumyancev cumplió un año con su sitio de Blog Magazine, que sigue siendo el blog más popular de Siberia y sus alrededores.

Y Daniel Boone perdió todas sus tierras a manos de los Estados Unidos, cuando Missouri fue casi enteramente expropiado. Vivió sus últimos años de allegado con su hijo Nathan, en St. Charles. A los 83 años emprendió, sin mayor éxito, el que sería su último viaje en busca de territorios inexplorados. Dos años más tarde, el 26 de septiembre de 1820, murió por causas naturales. Sus restos fueron trasladados a Kentucky, al memorial en honor a los grandes pioneros americanos.

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