MoChiMBo
Parece un despropósito, pero no lo es.
MOCHIMBO: MOvimiento CHIleno por el Mar para BOlivia.
El objetivo inicial es simple: entregar a Bolivia territorio marítimo. Cuál, cómo y cuándo, es asunto de los geopolíticos. Sin embargo el alcance del movimiento es mucho más ambicioso. Es un proyecto que pretende mejorar nuestra calidad de vida a corto plazo. Eso es MoChiMBo.
¿Es esto una broma?, se preguntará más de alguno.
No, por favor; ¿por quién me tomáis!
Vamos por partes. Desde hace un buen tiempo que la sociedad chilena se ha impregnado de una arrogancia que contamina todo ámbito: el laboral, el social, el intelectual, etcétera. No pretendo rastrear las razones que han llevado a esto, sólo me interesan las consecuencias. ¿Han notado la cara de espanto que pone la mayoría si, por ejemplo, uno se le acerca a hablar en una micro? ¿O el desprecio con que ciertas personas creen que tienen derecho a tratar a la empleada doméstica? ¿O el interés casi malvado de hundir a quien demuestra algún talento en base a razones extemporáneas? ¿O la creencia absurda, solapada y poco reconocida de que vivimos en el mejor de los países, de que somos una raza privilegiada y de que afuera no saben lo que se pierden? Para salir del letargo de la soberbia, es hora de que recibamos una gran bofetada. Eso es MoChiMBo.
¿Cómo entra Bolivia en todo este cuento? La nación boliviana guarda un enorme resentimiento hacia los chilenos. La causa es bien conocida: reclaman haber sido despojados en el siglo XIX de su territorio marítimo, con graves consecuencias comerciales y geopolíticas para su nación. Poco importa si sus reclamaciones son válidas o no. Tampoco vamos a analizar aquí cómo los políticos bolivianos utilizan el tema de la mediterraneidad de su país para desviar la atención pública en temas locales. Y menos interesa estudiar cómo un sistema de educación chauvinista influye para perpetuar la animadversión de su población hacia nosotros. ¿No poseemos acaso la misma clase de taras? Lo que importa es cómo Chile sostenidamente ha ignorado las reivindicaciones pedidas por Bolivia. Nadie en el mundo nos puede reprochar por ello, básicamente porque todas las grandes potencias son culpables de la misma clase de pecados. Tenemos así el sartén agarrado por el mango y sólo depende de nosotros resolver este tema. Por eso mismo, la entrega de territorio marítimo a nuestros vecinos es un asunto emblemático. Sería una acción purificadora para nuestra contaminada alma globalizada, un gesto de humildad que nos reivindicaría ante nosotros mismos, un testimonio, el mayor de todos, de que estamos dispuestos a ceder con tal de vivir en paz y armonía. Inevitablemente, el efecto exorcizador de esta medida invadiría nuestra sociedad, gatillando como con las fichas del dominó mayor conciencia social, mejor distribución del ingreso, menor discriminación hacia las minorías, etcétera. ¿No lo creen así? ¿Todo esto les suena demasiado ingenuo? Entonces desconocen el efecto purificador de lavarle los pies a un pobre.
MoChiMBo: verdadero progreso a cambio de un par de kilómetros cuadrados. Como bono agregado, mejoraremos la relación con nuestros vecinos (¡ya era hora!). ¿No parece un trato ventajoso?
MOCHIMBO: MOvimiento CHIleno por el Mar para BOlivia.
El objetivo inicial es simple: entregar a Bolivia territorio marítimo. Cuál, cómo y cuándo, es asunto de los geopolíticos. Sin embargo el alcance del movimiento es mucho más ambicioso. Es un proyecto que pretende mejorar nuestra calidad de vida a corto plazo. Eso es MoChiMBo.
¿Es esto una broma?, se preguntará más de alguno.
No, por favor; ¿por quién me tomáis!
Vamos por partes. Desde hace un buen tiempo que la sociedad chilena se ha impregnado de una arrogancia que contamina todo ámbito: el laboral, el social, el intelectual, etcétera. No pretendo rastrear las razones que han llevado a esto, sólo me interesan las consecuencias. ¿Han notado la cara de espanto que pone la mayoría si, por ejemplo, uno se le acerca a hablar en una micro? ¿O el desprecio con que ciertas personas creen que tienen derecho a tratar a la empleada doméstica? ¿O el interés casi malvado de hundir a quien demuestra algún talento en base a razones extemporáneas? ¿O la creencia absurda, solapada y poco reconocida de que vivimos en el mejor de los países, de que somos una raza privilegiada y de que afuera no saben lo que se pierden? Para salir del letargo de la soberbia, es hora de que recibamos una gran bofetada. Eso es MoChiMBo.
¿Cómo entra Bolivia en todo este cuento? La nación boliviana guarda un enorme resentimiento hacia los chilenos. La causa es bien conocida: reclaman haber sido despojados en el siglo XIX de su territorio marítimo, con graves consecuencias comerciales y geopolíticas para su nación. Poco importa si sus reclamaciones son válidas o no. Tampoco vamos a analizar aquí cómo los políticos bolivianos utilizan el tema de la mediterraneidad de su país para desviar la atención pública en temas locales. Y menos interesa estudiar cómo un sistema de educación chauvinista influye para perpetuar la animadversión de su población hacia nosotros. ¿No poseemos acaso la misma clase de taras? Lo que importa es cómo Chile sostenidamente ha ignorado las reivindicaciones pedidas por Bolivia. Nadie en el mundo nos puede reprochar por ello, básicamente porque todas las grandes potencias son culpables de la misma clase de pecados. Tenemos así el sartén agarrado por el mango y sólo depende de nosotros resolver este tema. Por eso mismo, la entrega de territorio marítimo a nuestros vecinos es un asunto emblemático. Sería una acción purificadora para nuestra contaminada alma globalizada, un gesto de humildad que nos reivindicaría ante nosotros mismos, un testimonio, el mayor de todos, de que estamos dispuestos a ceder con tal de vivir en paz y armonía. Inevitablemente, el efecto exorcizador de esta medida invadiría nuestra sociedad, gatillando como con las fichas del dominó mayor conciencia social, mejor distribución del ingreso, menor discriminación hacia las minorías, etcétera. ¿No lo creen así? ¿Todo esto les suena demasiado ingenuo? Entonces desconocen el efecto purificador de lavarle los pies a un pobre.
MoChiMBo: verdadero progreso a cambio de un par de kilómetros cuadrados. Como bono agregado, mejoraremos la relación con nuestros vecinos (¡ya era hora!). ¿No parece un trato ventajoso?