Divagaciones
He inventado la palabra "áéíóúñ¡¿", que junto a la sin par herramienta del "copy & paste", me permitirán no volver a descuidar este blog, pues la única razón que tenía para no escribir en él era no poder cumplir con las reglas ortográficas correspondientes. He comido sandía con leche, me he bañado en una piscina menos de una hora después de comer y jamás he rehuído caminar bajo una escalera... pero no me atreví a atentar contra la Real Academia Española de la Lengua, y arriesgarme a ser objeto de sus consabidas represalias. Con ciertas instituciones no se juega.
Este post tiene como único propósito el de dar señales de vida. Despliego así, a continuación, un par de divagaciones blogueras fuera de cualquier contexto. A propósito de ellas, invito a la distinguida concurencia a leer las siguientes conclusiones a las que arribó el eminente autor de Orsai.
Llevo instalado más de un mes en un cuarto que tiene cable gratuito, y aún no he comprado un televisor. He descubierto, con cierto asombro, que no me hacía falta el más alienante de los electrodomésticos. Sin embargo, la cercanía del invierno, el prospecto de excelentes seriales en el Discovery Channel y la excusa de escuchar inglés a fin de capturar mejor el acento, me han motivado a buscar un aparato sencillo en las multitiendas locales. En la búsqueda, he dado con modelitos asombrosos que se adosan a la pared como si fueran un cuadro, lo que me ha abierto el apetito consumista. Como en dichas tiendas distribuyen sus productos de un modo estratégico, me fue imposible no tentarme también con un computador, un DVD, un equipo musical y adminículos que no sabía que existían, como una radio satelital. Afortunadamente, he recordado a tiempo que si adquiero todos estos adelantos tecnológicos, no habrá espacio en mi pieza para mí mismo, lo que me ha llevado a recapacitar y decidir en definitiva que sólo compraré una tele.
A propósito de electrodomésticos... Cuando me enteré de que era dieciocho, ya era veintitantos. No obstante tal desapercibimiento patriótico, celebré la ocasión como dios manda. No, no fui a misa. Pero programé una canción muy idónea, titulada "Viva Chile", de una banda llamada "Electrodomésticos". En ella, la voz sedosa de Yolanda Sultana profetiza las bienaventuranzas que el destino depararía para Chile el año 1985. Para los que no estén enterados, el año 1985 dejó de existir hace más o menos 19 años, el 1 de enero de 1986, para ser más exactos. Y trajo consigo dos grandes catástrofes. La primera, el terremoto del 3 de marzo, y la segunda, la eliminación del combinado nacional de fútbol del mundial de México 86. Aún así, el optimismo de Yolanda es contagioso y frases como "que el 85 'los' traiga cosas bonitas" me pusieron de buen ánimo. Culminé la velada patria con el himno nacional -el verdadero-, que para los que no lo conozcan, comienza más o menos así: "Lo más importante / En la vida es / Sonreírle al Mundo / Con optimismo y fe."
Y así, con optimismo y fe, me despido hasta otra ocasión, si dios quiere.
Este post tiene como único propósito el de dar señales de vida. Despliego así, a continuación, un par de divagaciones blogueras fuera de cualquier contexto. A propósito de ellas, invito a la distinguida concurencia a leer las siguientes conclusiones a las que arribó el eminente autor de Orsai.
Llevo instalado más de un mes en un cuarto que tiene cable gratuito, y aún no he comprado un televisor. He descubierto, con cierto asombro, que no me hacía falta el más alienante de los electrodomésticos. Sin embargo, la cercanía del invierno, el prospecto de excelentes seriales en el Discovery Channel y la excusa de escuchar inglés a fin de capturar mejor el acento, me han motivado a buscar un aparato sencillo en las multitiendas locales. En la búsqueda, he dado con modelitos asombrosos que se adosan a la pared como si fueran un cuadro, lo que me ha abierto el apetito consumista. Como en dichas tiendas distribuyen sus productos de un modo estratégico, me fue imposible no tentarme también con un computador, un DVD, un equipo musical y adminículos que no sabía que existían, como una radio satelital. Afortunadamente, he recordado a tiempo que si adquiero todos estos adelantos tecnológicos, no habrá espacio en mi pieza para mí mismo, lo que me ha llevado a recapacitar y decidir en definitiva que sólo compraré una tele.
A propósito de electrodomésticos... Cuando me enteré de que era dieciocho, ya era veintitantos. No obstante tal desapercibimiento patriótico, celebré la ocasión como dios manda. No, no fui a misa. Pero programé una canción muy idónea, titulada "Viva Chile", de una banda llamada "Electrodomésticos". En ella, la voz sedosa de Yolanda Sultana profetiza las bienaventuranzas que el destino depararía para Chile el año 1985. Para los que no estén enterados, el año 1985 dejó de existir hace más o menos 19 años, el 1 de enero de 1986, para ser más exactos. Y trajo consigo dos grandes catástrofes. La primera, el terremoto del 3 de marzo, y la segunda, la eliminación del combinado nacional de fútbol del mundial de México 86. Aún así, el optimismo de Yolanda es contagioso y frases como "que el 85 'los' traiga cosas bonitas" me pusieron de buen ánimo. Culminé la velada patria con el himno nacional -el verdadero-, que para los que no lo conozcan, comienza más o menos así: "Lo más importante / En la vida es / Sonreírle al Mundo / Con optimismo y fe."
Y así, con optimismo y fe, me despido hasta otra ocasión, si dios quiere.